FROJTIN
Recién me acordaba de Tatin, áquel payaso que salía en el Tio Nobel y que decía unas palabras mágicas que terminaban con “mantecado frostiseado una dos y tres…”. A mi Tatín no me caía muy bien, de hecho, por lo general prefiero los payasos mimos. Que el payaso no me hable.
En aquella época tendría alrededor de 8 o 9 años y no me cuestionaba que era “frostiseado”. Mucho tiempo ha pasado y casi 20 añós después caigo en cuenta de que repetí unas palabras mágicas ad nauseam sin saber exactamente que decía. Hoy día pienso que Tatín probablemente se refería a “Frosted”, digo, porque los mantecados están congelados. Sin emabrgo, “Frostiseado” para mí era un mantecado con Frosty (admito que es la primera vez que escribo esta palabra, y no se bien como se escribe).
El Frosty de los bizcocho se dividían por clase. Si tu bizcocho tenía Frosty duro probablemente era un bizcocho caro. O por lo menos así me lo hacía entender mi mamá. Siempre que le pedía frosty duro para mi bizcocho de cumpleaños – bizcocho que nunca probaba porque no me gustaban- ella terminaba complaciéndome, pero no sin antes recalcarme que el frosty duro era más caro que el otro, que iba a ver si encontraba uno que no fuera tan caro, que a mi cumple venía mucha gete, que si la gente por ahí tiene Frosty blandito y mis bizcochos siempre han tenido Frosty duro.… le atribuyo mi consciencia de clase al Frosty.
Los que no tenían Frosty duro tenían “frostin” y aquellos que celebraban sus cumpleaños con los bizcochos de Super Cake en la 65 de Infantería tenían bizcochos con “frojtin”. Esos bizcochos de Super Cake tenían un Frojtin especial, como de una pulgada y media de espesor con unas rosas en las esquinas que siempre terminaban deformes por la caja. El Frojtin de super cake se te quedaba siempre en la barbilla y te dabas cuenta una hora después cuando al pasarte la mano por la cara sentías una capa de plástico dura y pegajosa. Cuando los cumplaños eran de nene, el bizcocho podía tener una figurita de batman arriba la cual cuando quitaban se quedaba con una base de fojtin azul que el cumpleañero procedía a lamer.
El bizcocho con frojtin también se ve en la playa. En nuestra isla de la incomodidad es natural que a la gente se nos ocurra llevar bizcochos con muchos frojtin a la playa. Es fácil imaginarse el panorama. Un grupo de jóvenes recién salidos de la adolescencia llegan contentos a la playa a celebrarle el cumpleaños a su amiga Mari.
Rafa llega guiando su hyunday del 2003 después de recoger a todo el corillo dividido entre Villa Andalucía y Ciudad Universitaria. El carro va super lleno, dos adelante, cuatro atrás, y Rafa guiando. El bizcocho lo lleva Nati, la mejor amiga de la cumpleañera, en la falda. No lo pudieron poner en el baúl porque éste iba lleno de herramientas, padrinos, bolsas de Doritos, una goma de respuesta pequeñita y sucia y por supuesto: la bola de volleyball. Nati va molesta, siempre ha sido la más madura del grupo, en todo grupo hay una mamá y Nati es ese personaje. Como no es muy grande va sentada en el medio con las piernas bien altas porque las tuvo que poner sobre el murito del piso. El bizcocho se tambalea en la falda mientras Luiso y sus docientas gelatinosas libras de fast food amenazan con caerle encima al bizcocho en cada curva. Nati va todo el camino gritandole “Luiso échate pa’lla que vaj a aplajtal el bojcocho y le llevas el Fojtin”. El trayecto completo está llena de gritos, risas (que a veces parecen histéricas) y regaños.
Ya en la playa se bajan todos. Nati con el bizcocho. Leilanette (Lily) va como si caminara sobre una cuerda floja, con sus cosas, la bola de volleyball y las cosas de Nati. La bola de volleyball se le cae a cada rato y Luiso se la devuelve, no sin antes pretender que no se la va a devolver y que “la va a botar pal caraj..” con un saque por abajo. Mari camina en paz, es su cumpleaños.
Rafa tiene las llaves en la mano y sus chancletas que recuperó del baúl y en las cuales exhibe sus dedos peludos. Luego de dos horas spoteaos (y después de varios juegos de volleyabll en círculo donde Luiso se caía a propósito y se levantaba subiéndose el traje de bañó que se le había bajado asomando una franja de sus ropa interior blanca), deciden picar el bizcocho. Nati insiste en organizar el grupo para cantar un Japi Bildaei organizadamente, pero el grupo es desorganizado y caótico. En el fondo se escucha un demo del grupo de música cristiana donde Rafa toca la batería.
En aquella época tendría alrededor de 8 o 9 años y no me cuestionaba que era “frostiseado”. Mucho tiempo ha pasado y casi 20 añós después caigo en cuenta de que repetí unas palabras mágicas ad nauseam sin saber exactamente que decía. Hoy día pienso que Tatín probablemente se refería a “Frosted”, digo, porque los mantecados están congelados. Sin emabrgo, “Frostiseado” para mí era un mantecado con Frosty (admito que es la primera vez que escribo esta palabra, y no se bien como se escribe).
El Frosty de los bizcocho se dividían por clase. Si tu bizcocho tenía Frosty duro probablemente era un bizcocho caro. O por lo menos así me lo hacía entender mi mamá. Siempre que le pedía frosty duro para mi bizcocho de cumpleaños – bizcocho que nunca probaba porque no me gustaban- ella terminaba complaciéndome, pero no sin antes recalcarme que el frosty duro era más caro que el otro, que iba a ver si encontraba uno que no fuera tan caro, que a mi cumple venía mucha gete, que si la gente por ahí tiene Frosty blandito y mis bizcochos siempre han tenido Frosty duro.… le atribuyo mi consciencia de clase al Frosty.
Los que no tenían Frosty duro tenían “frostin” y aquellos que celebraban sus cumpleaños con los bizcochos de Super Cake en la 65 de Infantería tenían bizcochos con “frojtin”. Esos bizcochos de Super Cake tenían un Frojtin especial, como de una pulgada y media de espesor con unas rosas en las esquinas que siempre terminaban deformes por la caja. El Frojtin de super cake se te quedaba siempre en la barbilla y te dabas cuenta una hora después cuando al pasarte la mano por la cara sentías una capa de plástico dura y pegajosa. Cuando los cumplaños eran de nene, el bizcocho podía tener una figurita de batman arriba la cual cuando quitaban se quedaba con una base de fojtin azul que el cumpleañero procedía a lamer.
El bizcocho con frojtin también se ve en la playa. En nuestra isla de la incomodidad es natural que a la gente se nos ocurra llevar bizcochos con muchos frojtin a la playa. Es fácil imaginarse el panorama. Un grupo de jóvenes recién salidos de la adolescencia llegan contentos a la playa a celebrarle el cumpleaños a su amiga Mari.
Rafa llega guiando su hyunday del 2003 después de recoger a todo el corillo dividido entre Villa Andalucía y Ciudad Universitaria. El carro va super lleno, dos adelante, cuatro atrás, y Rafa guiando. El bizcocho lo lleva Nati, la mejor amiga de la cumpleañera, en la falda. No lo pudieron poner en el baúl porque éste iba lleno de herramientas, padrinos, bolsas de Doritos, una goma de respuesta pequeñita y sucia y por supuesto: la bola de volleyball. Nati va molesta, siempre ha sido la más madura del grupo, en todo grupo hay una mamá y Nati es ese personaje. Como no es muy grande va sentada en el medio con las piernas bien altas porque las tuvo que poner sobre el murito del piso. El bizcocho se tambalea en la falda mientras Luiso y sus docientas gelatinosas libras de fast food amenazan con caerle encima al bizcocho en cada curva. Nati va todo el camino gritandole “Luiso échate pa’lla que vaj a aplajtal el bojcocho y le llevas el Fojtin”. El trayecto completo está llena de gritos, risas (que a veces parecen histéricas) y regaños.
Ya en la playa se bajan todos. Nati con el bizcocho. Leilanette (Lily) va como si caminara sobre una cuerda floja, con sus cosas, la bola de volleyball y las cosas de Nati. La bola de volleyball se le cae a cada rato y Luiso se la devuelve, no sin antes pretender que no se la va a devolver y que “la va a botar pal caraj..” con un saque por abajo. Mari camina en paz, es su cumpleaños.
Rafa tiene las llaves en la mano y sus chancletas que recuperó del baúl y en las cuales exhibe sus dedos peludos. Luego de dos horas spoteaos (y después de varios juegos de volleyabll en círculo donde Luiso se caía a propósito y se levantaba subiéndose el traje de bañó que se le había bajado asomando una franja de sus ropa interior blanca), deciden picar el bizcocho. Nati insiste en organizar el grupo para cantar un Japi Bildaei organizadamente, pero el grupo es desorganizado y caótico. En el fondo se escucha un demo del grupo de música cristiana donde Rafa toca la batería.
No beben, ninguno de ellos bebe nada excepto coca cola, pero todos parecen estar gritando algun chiste siempre “como nos gusta el bacilón” dice Rafa . Cuando terminan de cantarle a Mari, Luiso mete su dedo en mucho frojtin para embarrárselo a Mari en la cara. Pero Mari corre, atrás va Luiso, se ven ambos a lo lejos. Se escuchan los gritos histéricos de Mari, y la pavera de todos – menos de Nati- que miran como Luiso finje que se cae para revolver sus carnes por la playa.