El Mimbre Despeinado

El sillón tiene algo que te pica. Cuando lo miras es un pelo de mimbre que se niega a volver a su sitio. No es rebeldía, es familia del plástico del sofá. El mimbre despeinado está fuera de lugar.

viernes, noviembre 09, 2007

Los macharranes



"El macharrán siempre protegerá y velará por el bienestar del macharrán que tiene a su lado. Lo respetará, sobre todo lo demás" ------ Primer mandamiento del código de "Los Macharranes"

Mi viejo tiene un grupo de amigos que con orgullo se llaman los macharranes. Se reúnen cada cierto tiempo para cocinar, beber vino junto a la piscina de mi casa (llevo fuera de mi casa ya casi ocho años, debería decir la casa de mis papás) y conversar con música en el fondo. El playlist que mi viejo ponga en su componente ese día, depende del “mood” que impere en la reunión. Puede ser un jazz suave, una salsita vieja otro día…en fin que “Los macharranes” no conocen enemigo musical. Son esa gente chévere que no discrimina. Después que haya vino y buena comida lo demás fluye.

Un día hace varios años atrás llegué a casa después de la universidad y me olvidé que era la reunión macharrana del mes. Entré a la cocina y me atreví a saludarlos. Como las identidades de “los macharranes” siempre han sido protegidas por mi papá, me sorprendí al ver tantas caras conocidas. Eran como cinco y estaban parados en diferentes puntos estratégicos de la cocina rodeando a mi viejo mientras cocinaba. Papa tenía un delantal ochentoso en su pecho y una camisa que mi mamá le compró hace varios años que decía “Praise my cooking”. Copa en mano me dio una sonrisa de medio lado, me ofreció comida y me la sirvió rápidamente para asegurarse de que desapareciera de la cocina cuanto antes. Uno de sus amigos fingiendo hacer la voz de Vitín me reprochaba por qué estaba yo allí. Insistía en que “los macharranes” tenían un código de anonimato que había que respetar, que la entrada de mujeres era prohibida por 24 horas, que gracias a mi llegada ahora tenían que descontaminar el área. Me tomó cinco minutos mirar a Papa incrédulamente buscando que me defendiera. Mi contestación no fue suficiente para el macharán #1 así que proseguí mi camino a mi cuarto con un plato de comida en mis manos mientras el macharán #2 ponía por cuarta vez la misma canción de Chuíto el de Bayamón. GOD!!!!!!!!!!!!!!!!

He contado esto porque anoche mimbrosos me di cuenta que existe otra clase de macharán boricua. Es una clase que no conocía y son difíciles de descifrar. Una secta oculta. Son un grupo selecto de hombres que como dice ese prócer puertorriqueño Daddy Yankee “les van a toassssss”
Y lo admito, estoy fuera del “juego” y cuando voy a una barra sola un jueves en la noche soy una de esas tuercas que le da moho si no le ponen W 40.
Anoche, cuando un macharán se me acercó con su labia peligrosa y sus ojos de buitre enfermo traté de encontrar dentro de mi ese por ciento macharán que toda mujer tiene, pero me faltaba el W 40. Debí haber leído con mayor detenimiento el código del grupo de mi viejo. Tal vez hubiese respondido con mayor agresividad a los piropos inapropiados de este individuo para que este continuara con su camino y me dejara quieta. Pensé que mi cara de aburrimiento era suficiente, pero me equivoqué. El tipo seguía, seguía y seguía violando cada vez mas mi espacio físico. Era otra clase de macharrán. Era, el macharrán persistente. Se recostaba de la pared y subía la pierna izquierda en pose de “cool and casual but i’m working it”. Cantaba de vez en cuando al son de la música. To sudao juntaba su manos como si fuesen un pandero. Cuando trató de decirme lo bella que estaba anoche, miré al pana que me acompañaba con ojos de auxilio. Justo en ese momento fue que entendí que para quitarme un macharrán persistente de encima, necesitaba un macharán normal.
Lo que inevitablemente me lleva al otro punto importante de la noche, no todos los macharranes son peligrosos. Algunos tienen claro que lo son, lo asumen, te lo comunican y siguen su camino. Puede que esto de los macharranes sea un poco difícil de explicarlo mimbrosos a menos que uno sea una mujer troquera (pero eso es otro Mimbre).

Las mujeres, si es que tenemos alguna limitación en esta vida, es que no podemos entender por completo al macharran boricua. Tal vez es por eso que nunca entendí porque mi viejo me enseñaba a ser una mujer independiente y segura al mismo tiempo que decía entre risas chistes macharranes al aire en sus reuniones mensuales con panas. Creo que no me toca entenderlos, solo reconocer que existen, darles su espacio y aprender a coexistir con ellos. Solo me resta mis queridos mimbrosos, para despedirme de ustedes usar las palabras de ese rapero auctóctono puertorriqueño Tito el Bambino. Cada vez que lo cito, sus sabias palabras traen lágrimas a mis ojos: “Dios los bendigaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa”.

Carta de felicitacion al perro policia.


A insistencias de mi compa canino Manolo, que no cesa de saltar a mi lado insistiéndome a que escriba los siguiente:

“La comunidad del Mimbre Despeinado y los cinco lectores que nos leen quiere por este medio felicitar al can de la policía de Puerto Rico, cuyo nombre no salió en la prensa hoy, por encontrar a Frances Vélez. Después de días de búsqueda el perro (que asumo que un golden retreiver, pero Mano me dice que es un sato de Bayamón) la encontró en una maleza lejana ponceña en un área de difícil acceso. Punta Cabullones para ser exacta. El super y su gente caminaron jalda abajo como 45 minutos guiados por el can. Fue un crimen macabro. Fueron dos animales celosos quienes la apuñalaron, degollaron y la enteraron. Dos macharranes que luego trataron de salir del país rumbo a Nueva York para huir de las autoridades. Pero como siempre pasa en estas historias terribles, los atraparon y ahora solo resta enterrar a esta joven madre que es una víctima mas de la violencia en nuestra isla”.

jueves, noviembre 01, 2007

La novias de Manolo


Flaca y Diva, las jevitas callejeras de Manolo.