" a ese boricua bestial que vive en cada uno de nosotros..."
Siempre que viajo a Estados Unidos es lo mismo. Al principio me emociono por el gran cambio de ambiente, pero luego, después que pasan algunos días empiezo a extrañar las dinámicas latinas. Esto de estar cargando una escalera con dos bultos sobre la espalda no es cosa fácil y mas si estas en medio de un tumulto de personas que no se mueven y no te dan paso y los americanos son expertos en eso.
Otra cosa que me revienta es romper con mi rutina de café puertorro mañanero y periódico en mano cuando me levanto. Tengo que hacer filas enormes a las siete de la mañana para consumir el único café americano que tolero: el de Starbucks. No es una comemierdería mimbrosos, les juro que es el mejor que sabe dentro de la gran variedad de cafes aguaos que hay en la ciudad de Nueva York.
Además, no sabía que había tantas variedades de pan intergral. Cada vez que pido un pancillo con mi ensalada diaria es la misma cosa. What kind...multi grain, wheat, seven grain, non calorie? me preguntan las cajeras. Yo, con mis tereques encima solo quiero dos rebanadas de pan integral para mi almuerzo. Me siento perdida ante tantas opciones. Skim milk, half and half, low fat, non fat, fatty fat milk... what the fuck?!!!! ?(como diría Antonia). La opciones me recuerdan que esta ciudad es una de abundancia absurda. Y mientras consumo mi almuerzo pienso en la mayoría de los niños latinoamericanos y de otras partes del mundo que nunca han probado un pan integral multi grain. Pienso en las personas que se levantan y comen lo mismo todos los días porque no tienen mas nada. Porque su realidad es diferente. Y ahí estoy yo!!!! consumiendolo todo como si fuera una cosa de todos los días! Que mucho me jode eso de la cultura gringa! Nada, por cincos minutos me puse medio Angelina Jolie en su peor momento y traté de salvar el mundo desde la cafetería donde comía.
Pero hoy, cuando salí del Starbucks a las siete y media de la mañana con mi latte-tall-with non fat milk y splenda en la mano, me percaté de unos constructores latinos al tope de un edificio lanzando piropos a la mujeres que pasaban por allí. Les gritaban "MAMACITA QUE BUENA ESTAS" en un acento mexicano barato. Me morí de la risa y sonreí.
Pensé: "coño me siento como en casa!!!!!!! que chévere! Fue una gran mañana.