El look sencillo y natural de Tommy Torres es reflejo de su ser
Esta entrada está basada en un artículo publicado en El Nuevo Día. Como parte del lead del artículo se encontraba la oración que titula este post. Lamento no poderles poner un enlace al artículo que ahora se encuentra en los ‘archivos’ del Nuevo Día. Quizás lo pusieron en la ‘T’, justo al lado de ‘Tuberculosa en Wielmental TX da a luz saludables trillizos’
Tommy logró lo que muchos filósofos y poetas envidiarían, indetificó su ‘ser’, y no sólo lo identificó si no que incluso hasta tiene la habilidad de volverlo concreto y acequible a todo quien lo mira. Propongo entonces que paremos lo que nos ocupa en este momento y nos detengamos a analizar el ‘ser’ de Tommy Torres.
Volvamos al artículo. Me cuesta trabajo pensar en un makeover a un hombre sin que la imagen incluya highlights. Todo dueño de salón frecuentado por los ‘artistas’ del patio donde un hombre entra sexy y sale pato. Sí, así lo digo, a riesgo de sonar homofófobica. Pero en éste mundo que se empeña en usar la palabra ‘ser’ en vez de algo más concreto, me provoca a usar la palabra pato. Llamémosle rebeldía léxica if you must. Vayamos por pedacitos, pero advierto que es la incoherencia de todo esto lo que me molesta y lo que creo que le está haciendo un daño tremendo a la psiquis boricua.
1) o con gorro
2) o con papel de aluminio
Cualquiera de las dos, me parece, es sumamente humillante para cualquier trovador aunténtico. Imagínense a Tommy, sentado en algún beauty del Condado (Tommy solo va a sitios caros) tarareando en la cabeza el proximo jingle del Partido Nuevo Progresista mientras tiene en la cabeza un gorro con muchos agujeritos de los cuales salen mechoncitos de pelo. Si la imagen de Tommy con papel de aluminio en la cabeza tiene más sentido para usted, adelante. Más allá, al Tommy no le basta con felizmente yuxtaponer trovador/ highlights. El cantante insiste en confundirnos más.
Dejemos los highlight, por un momento, y tomemos algo un poco más desconcertate, más no así menos revelador. Cuando la que escribio el artículo en un intento charro de rapeo, le pregunta a Tommy si le habían dicho que se parecía a Orlando Bloom, el hombre intenta retomar en vano su imagen de trovador despistado: dice que “desconocía su trabajo” (ay tommy por Dios, atrévete a negarme que cuando fuiste a esta actividad hiciste lo imposible por recrear el look de Orlando). Y diciéndolo veo como Tommy trata de salir del enfangue de los highlights para meterese en un charquito claro, ese donde los ‘artistas’ producen ‘trabajo’.
Ay Tommy, ya es muy tarde. Un hombre con highlights no me puede hablar del ‘trabajo’ de Orlando Bloom. ¿ Por que no usaste la palabra ‘película’? Orlando Bloom, no es Woody Allen, ni Quentin Tarrantino, tampoco es Marlon Brando y ni si quierea es su homologuísimo pirata Johnny Depp. El que Tommy haya dicho ‘trabajo’ me recuerda a esos hombres que te invitan a una cena con vino pero de repente te encuentras en Macarroni and Grill a las nueve de la noche tomando Julio Gallo, o acaso a los que te invitan a Bistro Paris, Augusto's… y ordenen un jugo de china con la comida. (Not at all wrong, de hecho, mucho mejor que el que no te inviten, pero en ninguno de los dos casos es exactamente lo que tenías en mente cuando fuiste a Plaza a comprarte algo para esa noche).
Orlando Bloom es lindo (y eso que no tiene highlights) y no actua del todo mal. Pero hay que llamarle a las cosas por su nombre Tommy. Sí Tommy te hablo a ti, admito que no lo repetería tanto si no fuera porque se nota que por lo menos eres lo suficientemente ingenuo como para haberte hecho esos highlights. Pero entre tus highlights y los ‘trabajos’ de Orlando Bloom hay algo que me recuerda demasiado a la charrería de la que no da risa.