Mi primera carrera
¿Ustedes saben las carreras del pavo que daban en escuela secundaria? Yo nunca ganaba. Era de las chamaquitas que se quejaba, le dolía todo y celebraba porque la misma niña de mi clase se había ganado el pavo. (Un saludito a Dorcas, donde quiera que estés). Ganarse el pavo era una cosa importante y mi mamá nunca pudo recibir de mis manos uno. Siempre lo ha tenido que comprar congelao en Grande.
No sé si esa es la verdadera razón por la que me inscribí en mi primera carrera. Prendí la computadora esta mañana, leí detenidamente el panfleto que habla de los pros y contras de participar y escribí toda la información pertinente.
Cuando empecé formalmente a trotar con mas regularidad, juré que jamás me convertiría en esas individuas que se compran los famosos atuendos junto al reloj de marca y mencionan su tiempo cada vez que hablan con alguien. Juré que solo trotaría por pasar el tiempo, por compartir con Antonia, por combatir la ansiedad. La primera vez que me compré un gatorade después de una trotada, me sentí culpable. Pensé que había traicionado mi idea original y que me había enamorado las marcas.
La realidad mis queridos mimbrosos, es que la ansiedad ha vuelto y junto a ella la necesidad de transformar mis pensamientos negativos a positivos. Pasar el tiempo involucrado en actividades placenteras con personas que solo aporten de una manera positiva a mi vida se ha vuelto una prioridad. La vida es corta y uno no puede estar mucho tiempo “apendejao”. Lo mejor de toso esto es que me acompaña un espíritu competitivo que jamás supe que tenía. Soy como Oprah Winfrey en crack y no hay nadie que me pare.
En abril, estaré corriendo casi 12,000 personas a lo largo del Potomac River.
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