Ella no quiere novio quiere vacilar na mas

“a Zoila que me hace reír a carcajadas”

Hace tan solo dos días mi madre, que siempre sabe lo que es importante en esta vida, me regaló que una señora dominicana me limpiara mi apartamento. Fui a buscar a Zoila un poco dormida a la parada de guaguas en Rio Piedras. Me recibió con una enorme sonrisa y eso solo bastó para que nos hiciéramos amigas inmediatamente. La dejé en casa y fui a hacer varias diligencias rutinarias.
Cuando llegué a casa encontré todo en orden y sumamente limpiecito. Zoila resultó ser todo una maravilla. Limpió ventanas, la nevera, mi estudio, mi cuarto. Sacó fundas de cama, las dobló…en fin que me dije a mi misma “coño esto si que es vida, alguien que limpie mi casa”. Me fui al balcón a disfrutar de ese momento. Pero como todo cuento de hadas termina, la cosa cambió cuando se sentó a mi lado y me habló sin reservas. Me dijo entre otras cosas que yo era bonita y que necesitaba un novio. Traté de hacerla cambiar de opinión recitándole las bellas palabras de Nejo y Tego cuando dicen “ella no quiere novio, quiere vacilar na’ mas. No quiere a nadie que le hable de pendejás”. Pero a Zoila no le puedes venir con cuentos baratos. La chamaca te juzga, te dice que camino debes llevar con tu vida. Critica todo lo que hay en tu nevera e insiste una y otra vez en que hay que reducir la cantidad de pelos que bota mi perro por la casa.

Zoila insiste que debo conocer a Fabian un chamaco de 17 años que ella ayudó a criar y que vive todavía en casa de sus padres en Condado. Me contó que era guapo, de bucles rubios y ojos claros. Me dijo que me trataría como reina y cuando traté de decirle que no necesitaba eso me dijo sin ninguna duda “ay mi niña tu no sabes de la vida”. Perdí la pelea con Zoila justo en ese momento. A una mujer chula y fuerte como Zoila uno no debe cuestionarle. Debe uno asintir con la cabeza cordialmente y asumir que todo lo que sale de su boca es una gran verdad. Me dijo que Fabian era un pan de Dios y que tenía muchos chavos. Me señaló una y otra vez que en su casa los autos que habían eran Jaguares. Habló conmigo de cómo mi sonrisa iluminaría la vida del chamaco y de cómo había que tener siempre un hombre al lado no importa cuan independiente uno sea.

Mi cara valía un millón. Le dije que ella era una mujer muy sabia pero que a mi me gustaban los tipos sencillos que se esfuerzan por las cosas y que trabajan para pagarse el carro. Que lo de sentirme como reina pesaba, pero que prefería tomar los consejos de Tego y Nejo.
Conversamos un rato mas de camino a su casa. Me insistió una y otra vez. La dejé en su barrio queriéndola un chin mas que en la mañana. Después de todo, mi compa dominicana me había subido el autoestima y eso vale muchísimo. Cuando nos despedimos prometí considerar su oferta pero cuando cerró la puerta de mi carro(que pago yo misma sin ayuda de mis viejos) supé que jamás conocería a Fabían. Lo mio es salir con mis amigas sin que nadie me reclame tiempo. Lo mío es bailar una plenita con mis amigos varones sin justificarme ante nadie. Lo mío es correr con la musiquita de Tego Calderón en mis oídos. Lo mío es un hombre en mahones y tennis que no viven en Condado.